El sol ecuatorial que brilla fuerte 300 días al año permite disfrutar no solamente las dunas, lagunas y playas de arena blanca, sino también de los tesoros históricos, de la gente simpática y de su maravillosa cultura.
Disfrutando del eterno sol de Natal |
La ciudad se mantuvo relativamente pequeña y poco conocida debido a la distancia de los grandes centros económicos de la época.
Hoy día se ha transformado en un de los principales destinos turísticos de Brasil por su excelente infraestructura de hoteles, lindas playas y dunas. Con una población cercana a los 660.000 habitantes, Natal es calma, segura y barata.
Además de tener el segundo aire más puro del mundo – después de la Antártida en esta categoría, de acuerdo con la Nasa – sus atracciones naturales incluyen 20 Km de playas, urbanas y salvajes, y un océano que es al mismo tiempo calmo y bueno para deportes acuáticos, con piscinas naturales, dunas y palmeras.
La más popular es la Punta Negra, con cerca de 3 Km. de longitud y llena de hoteles, posadas, restaurantes, barracas y barcos de vela.
Al final de la playa hay una enorme duna de arena llamada Morro do Careca. Su cara está inclinada a 50° y cae directamente en el mar. Bordeada de selva verde, el derrame es perfecto para el esquí de arena. Al norte de Natal, se puede conocer las impresionantes dunas de Genipabú y las piscinas naturales de Maracajuaú, creadas por formaciones de corales, donde viven docenas de especies de peces y otros animales marinos.
Más al norte, las remotas playas de Galinhos y São Miguel do Gostoso hacen parecer que el tiempo no ha pasado en estos pueblos.
Atardecer en Pipa |
Allí gente de todo el mundo disfruta con las maravillosas bahías de aguas verdes donde los delfines vienen a alimentarse y jugar con los turistas.
Ver:
- Fotos de Pipa y Natal. Playas.