Hay 15% más de alumnos argentinos en las escuelas de Florianópolis con respecto a 2010.
No sólo logré pararme en la tabla, la satisfacción más grande fue ver pasar frente a mí a un grupo de delfines. No tiene precio estar sentado en tu tabla, mirando el horizonte y entender lo pequeño que somos y lo vivo que está este planeta.
Eso es el surf, entender que estás vivo” . El que habla, hinchado de placer, es Javier Balsys, un licenciado en Microeconomía de Lanús que viajó solo a Brasil con el excluyente objetivo de aprender a surfear a los 40 años. “Era la cuenta pendiente de toda mi vida, un sueño que tenía que cumplir. Paré en un hostal de Santinho, compré una tabla en un puesto de otro argentino y después me puse a aprender”, agrega.
El de Javier es apenas un caso entre cientos de argentinos que se volcaron a practicar este deporte este año en Florianópolis.
El surf, lo dicen sus cultores, es una forma de vida y algo más: es una religión . Blondas cabelleras, cuerpos bronceados, hermosas mujeres, olas y viento conforman un universo de símbolos que despierta el interés de cientos de personas.
Este año, según sostienen los profesores de distintas escuelas de surf de Florianópolis, la cantidad de argentinos que se inscriben para iniciarse en la actividad creció entre un 10 y un 15 % con respecto a 2010.
Via/ Clarín